viernes, 1 de agosto de 2014

Tic Tac


La Vida es impredecible y suele adoptar diversas formas constantemente. A veces la Vida toma la forma de un reloj. Sus agujas, más rápidas o más lentas, arrancan el recorrido e invariablemente vuelven al mismo lugar. Una y otra vez. Ese es su destino.

Este milagro que nos ocupa, tomó la forma de reloj y puso a la misma Vida, en su lugar.

Peludo es una cosa preciosa que nació callejero. No pasó mucho tiempo hasta que Pili y Laura le echaran el ojo y en poco tiempo Peludo pasó a ser uno de los tres habitantes de una cucha de material que le construyeron a la entrada del barrio. Peludo siguió callejeando mientras le buscaban frenéticamente un hogar adoptivo para que dejara las calles. Pero siempre bajo la atenta mirada de estas dos locas lindas a quien la Vida convertida en reloj, iba a sorprender.

Peludo
Pili se enamoró de su Peludo. Mirá su foto y decime si no es para enamorarse perdidamente de él.

Hace diez meses, justo después de que muriera su perrito amigo, Peludo desapareció.

La búsqueda se fue convirtiendo en desesperación hasta que el tiempo borró toda esperanza posible. El reloj avanzaba una y otra vez en su recorrido, indiferente, impiadoso. La vida continuaba. Y Peludo ya no estaba.

¿Has buscado alguna vez un perro perdido? Es enloquecedor. Vas en tu recorrido pensando que a su vez él también se está moviendo. Que a lo mejor en lugar de acercarte, te estás alejando. Ves uno a la distancia y ya te late el corazón a mil pensando que tal vez sea él. Le preguntás a todo el mundo por un perrito así y asá y todos te responden que no, no señora, no lo hemos visto. Lo llamás, una y otra vez fantaseando que va a oir tu voz y va a aparecer. Pasás dias mirando para todos lados mientras hacés tus actividades habituales. Cuando llega la noche y hace frío, no podés pensar en otra cosa que no sea dónde estarás,amigo, donde estarás. Y asi.

Hasta que el tiempo te gana. Y dejás de buscarlo.

Pero sin pensarlo, un día, la Vida se convierte en agujas de un reloj.  Y aunque quiera seguir hacia adelante imperturbable, soberbia como es ella, la dueña de nuestros días; la agujita llega abajo y sube otra vez hacia el punto de partida.

Es cuando, después de diez meses, Pili llega en su auto, a un lugar muy lejos de su barrio. En la otra punta del Gran Mendoza. Es cuando con curiosidad, ve que un cuatro patas con pelos corre directo hacia ella. No lo distingue, pero ella es bichera, asi que le presta atención. 

Peludo corre y corre sin pensar. No quiere perderla de vista, quiere llegar rápido. Peludo sabe que esa es Pili, que después de casi un año de tormentas y naufragios en una calle impiadosa, está llegando a su puerto. La aguja del reloj se acerca a su punto de partida.

Y es cuando Pili no puede creer lo que ven sus ojos. Y es cuando él llega a sus brazos. Y ahí si que no lo puede ni ver. Sus lágrimas se lo están impidiendo.

Pili ha encontrado a su Peludo.

Las tres agujas del reloj en que se convirtió la Vida misma, están alineadas y se han aquietado. El abrazo de Peludo y Pili parece haber detenido hasta al mismo Tiempo. 

Se ha producido...un pequeño milagro.





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